La productividad de las explotaciones agrícolas australianas ha experimentado una disminución significativa, con niveles anuales actuales que representan solo una cuarta parte de los registrados hace varias décadas. Esta tendencia ha generado preocupación entre expertos e integrantes del sector, quienes advierten que la agricultura australiana podría perder competitividad frente a otros países si no se toman medidas. Aunque en los últimos años se han reportado altos rendimientos de cultivos, especialistas señalan que estas cifras ocultan problemas estructurales más profundos, como el aumento de los costos de insumos, la variabilidad climática y las restricciones regulatorias. En respuesta, organizaciones nacionales de agricultores y economistas agrícolas están solicitando reformas políticas integrales en sectores como la gestión del agua, el uso de la tierra, la investigación y desarrollo, y la política comercial. El objetivo es abordar las causas fundamentales de la caída de la productividad y garantizar la sostenibilidad y competitividad a largo plazo de la agricultura australiana. El tema ha captado la atención de responsables políticos y partes interesadas, que evalúan posibles estrategias para revertir la tendencia negativa y apoyar a los agricultores ante las crecientes presiones.