En abril, los empleadores del Reino Unido despidieron personal a un ritmo mayor que en meses anteriores, según encuestas recientes. El aumento de los despidos se atribuye a la combinación de mayores costes laborales —incluyendo salarios y beneficios— y la incertidumbre económica generada por las políticas arancelarias del expresidente estadounidense Donald Trump. Estos aranceles han alterado el comercio global, afectando a empresas británicas que dependen de cadenas de suministro internacionales o de la exportación. Como resultado, la confianza en las salas de juntas ha caído significativamente, según informan la Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD) y otras organizaciones de recursos humanos. Muchas empresas han respondido congelando contrataciones y reduciendo su plantilla para controlar costes y riesgos. Esta situación pone de manifiesto la interconexión entre la política económica global y las tendencias de empleo internas en el Reino Unido. Los datos sugieren que, si no hay mejoras, podrían continuar los recortes de empleo y la desaceleración en la contratación en los próximos meses.