Los hermanos Menéndez, Erik y Lyle, comparecerán ante el tribunal la próxima semana para audiencias de re-sentencia tras pasar 35 años en prisión por el asesinato de sus padres, José y Mary Louise Menéndez, en 1989. Las audiencias, programadas para el martes y miércoles, podrían resultar en la reducción de sus condenas o incluso en la posibilidad de libertad condicional, ya que originalmente fueron sentenciados a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. El caso ha sido siempre polémico: los defensores argumentan que los hermanos actuaron en respuesta a años de presunto abuso sexual y emocional por parte de su padre, mientras que la fiscalía sostiene que el motivo fue la codicia y el deseo de heredar la fortuna familiar. Estas audiencias se producen en un contexto de debate más amplio en Estados Unidos sobre la reforma de las sentencias, el trato a los delincuentes juveniles y la consideración de factores atenuantes como el abuso. El caso Menéndez ha recibido una amplia cobertura mediática, ha sido objeto de documentales y debates públicos, y la nueva sentencia podría sentar precedentes para casos similares relacionados con acusaciones de abuso y sentencias severas. Se espera que las audiencias vuelvan a poner bajo escrutinio el juicio original, las pruebas presentadas y los estándares cambiantes del sistema judicial estadounidense respecto a las sentencias de cadena perpetua y la elegibilidad para libertad condicional.